Era adolescente y todo era “rápido y finito”…
…se vuelve simple dejarse llevar por la impulsividad, y se siente bien, libre… pero luego esa sensación se desvanece y se vuelve vacía, tu mente te pide una nueva experiencia fugaz conectándose así con el sistema nervioso… de ahí radicaba mi hiperactividad y dispersión hasta que apareció en mi vida la única disciplina que me permitía entregarme una pausa y con la que podía ser constante: “Yoga”.
Entonces empiezas a focalizarte en tu cuerpo, se vuelve rápido y finito el moverte de una postura a otra pero sin esa sensación de vacío, esta vez conectaba con mis emociones.
Comencé a observarme, observar mi pulso, mi respiración y a sentirme más presente.
Así como todo nuevo hábito en la vida, practiqué un año, lo dejé, después fui a algunos eventos esporádicos de yoga de moda cruzando experiencias y diversas ramas del yoga con nuevas personas que me invitaban a participar de sus encuentros en donde el amor se expandía y se sentía como nunca antes creí sentir, era un amor en conjunto y sin miedo ni limitaciones. Ese fue el momento clave para decir: “detente, disfruta este momento de incertidumbre y entrégate”… e hice el instructorado de Yoga Vinyasa.
EL YOGA ES PARA MÍ CUANDO ABRAZO Y DISFRUTO LA INCOMODIDAD DE MI CUERPO, LO HABITO, LO OBSERVO Y LIBERO MIS EMOCIONES A TRAVÉS DEL MOVIMIENTO.
Y ahí comienza el viaje, cuando comienzas a vibrar de una manera en que te sientes parte del “todo y de la nada”= SER.
Buen viaje y espero cruzarnos para conocer tu experiencia.
Namaste