Hace unos 20 años entré a mi primera clase de yoga…

…casi obligada y me gustó, practiqué Bikram y Ashtanga intermitentemente.

Al Yoga Iyengar llegué sin fe, yo quería saltar, transpirar, hacer cosas impresionantes, impresionar. Pero no era capaz de estirar bien los brazos, ni las piernas, no sabía de alineación, dirección, acciones, ni de mí. Acá no tuve opción, tenía tiempo para hacer cosas que parecían tan simples y no lo eran. Humildad y honestidad, fue lo primero que aprendí, a escuchar mi cuerpo, a reconciliarme con él y a despertarlo, después. 

Soy ilustradora y diseñadora gráfica, pero un día tuve la certeza de que quería vivir de esto, quería ser instructora de Yoga Iyengar y poder transmitir lo que estaba sintiendo. Estudié 4 años, me certifiqué el 2020 y empecé a dar clases como parte de mi proceso de formación. 

El yoga y la ilustración son mi terapia, soy lo que soy a través de estas dos disciplinas que me definen y me hacen inmensamente feliz.

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